Saint- Maló, con sus murallas, sus corsarios, sus termas y su tralalá como dirían los franceses es un rincón de la Bretaña Francesa que mi mochila y yo no podíamos dejar escapar. ¿Te vienes de viaje?
Recorrido por sus murallas
Saint-Maló, el mayor puerto de Francia en el siglo XVII, sigue siendo una ciudad amurallada de leyenda y desde la Port de Saint-Vicent nos podemos dar una vuelta por las alturas.


Subimos hacia las murallas y… ante nosotros tenemos la Plage de l’Eventail (el agua, un poco fresquita para mi gusto, pero la arena para echarse una siesta, estupenda) y al fondo el Fort National. Al tratarse de uno de los lugares donde tienen lugar las mareas más importantes de Europa (junto al Mont Saint Michel), hay que tener cuidado si se decide visitar las islas, (Petit-Bé y Grand-Bé) -donde se halla la tumba del escritor francés Chateaubriand-.



Seguimos avanzando por las murallas y las playas continúan hasta que llegamos a la Tour Bidouane. ¡Mirad qué vistas!

Si no nos apetece bañarnos en el agua congelada del mar hay una pequeña piscina natural con trampolín incluido y algún grado más de temperatura (en el centro de la imagen).


Intra-Muros
Si nos cansamos de dar vueltas por las murallas podemos bajar a pie de calle y explorar intra-muros, la ciudad histórica de Saint-Maló, un laberinto de calles empedradas. Hay que tener en cuenta que la II Guerra Mundial dejó la ciudad hecha pedazos, pero la reconstrucción está hecha con tal mimo que cualquiera diría que estamos ante edificios originales. A la hora de alojarse es un poco más caro hacerlo en intra-muros que en la parte moderna, pero creo que merece la pena.

(Truco para disfrutar vosotros solos por las calles y que de paso no salga ni un turista con camiseta marinera a rayas en las fotos: como os contaba en la entrada sobre Mont Saint-Michel, la historia está en aprovechar que somos españoles y cenamos tarde recorrer las calles cuando el resto está cenando sobre las 19h)

A Saint-Maló se la llama ciudad corsaria porque fue la base de muchos de estos marineros. Los corsarios eran prácticamente piratas, lo único que los distinguía era que los primeros contaban con permiso del gobierno para atacar barcos mercantes de las potencias enemigas (eran ladrones con licencia para mangar). Si volvían con botín tenían que compartirlo con la corona.




Grand Hôtel des Thermes de Saint Maló
No hay nada como un buen spa para recuperarse de dar vueltas conociendo Francia (qué dura es la vida del turista), y en Saint Maló se encuentra el Grand Hôtel des Thermes con un circuito abierto a los visitantes, el Parcours Aquatonic de talasoterapia.

Si vuestra cartera no os permite alojaros en el balneario es una manera estupenda de recuperar fuerzas y pasar una tarde agradable. Un circuito corto pero muy cuidado que os recomiendo. (Por supuesto, si lo que buscáis es un balneario gigante/parque temático os aconsejo cogeros un avión y aparecer en Italia en la isla de Ischia: el spa Negombo son palabras mayores, esto es un balneario urbano, por así decirlo).



Y nada mejor que volver a Intra-muros que caminando por la arena de la Grande Plage du Sillon (como veis, aquí todo es «grand/e»).

¡Bon voyage!